Almas Digitales
- lauaguilar13
- 20 sept 2018
- 3 Min. de lectura
¿Se han dado cuenta de la cantidad de horas que desperdiciamos por pasar en nuestro celular?
Desde que despertamos hasta que nos vamos a dormir, esta maldita adicción a pasar viendo noticias basura, chismes, ver como denigran a otras persona y lo que se ve día con día es odio, odio en TODAS las redes sociales.
¿Acaso nuestras vidas dependen de nuestros aparatos electrónicos?
No han notado que ni siquiera podemos comer en paz, saborear la comida, disfrutarla, porque estamos ahí, pendientes de nuestro celular. Salimos con alguien y ya sea que estemos hablando o haciendo cualquier cosa, estamos más atentos a que nos respondan por WhatsApp que prestarle atención a la persona que tenemos al frente. Fuck! Odio eso, lo odio pero admito que lo he llegado a hacer y lo hago.
¿Desde hace cuánto somos tan dependientes a nuestros celulares?
Parecemos robots, consumidos en una pantalla sin observar lo que nos rodea, sin prestar atención a cualquier mínimo detalle, sin estar consciente de que estás ahí, vivo, viviendo otro día. Pero no nos importa, porque nuestras vidas se basan en nuestra actividad en las redes sociales, por estar pendiente a una notificación. Ya no sabemos relacionarnos con personas en la vida real, dejamos atrás las salidas por un café y hablar por horas y las cambiamos por hablar a través de WhatsApp. Cambiamos las visitas por Skype y FaceTime. No han notado que cada actividad que hacemos se la enseñamos a nuestro Instagram. Que me voy a bañar *foto para mi Insta Story*, Voy a comer *foto para mi Insta Story*, Voy al cine *foto para mi Insta Story*. Nos alimentamos de las redes sociales
El caso que más me entristece es ver a los niños tan pequeños con tablets o celulares, solo porque los papás encuentran una manera de “entretener a sus hijos”. Encerrados en una casa, sin salir a jugar escondido o la anda. Tirados en una cama viendo al celular, sin salir a jugar con los demás. Y lo peor es cuando llega la hora de quitarles el “juguetito”, porque lloran y patalean porque quieren seguir con el celular, ACASO NO VEN LO MAL QUE ESTÁ. Por favor, no les haga ese mal a sus hijos, no les produzca esa dependencia tan jodida al celular que nosotros los adultos tenemos.
Me entristece saber que nuestras vidas desde cierto punto dependen del Internet. Hoy me he quedado sin Internet en mi casa, pasé desesperada todo el día porque no pude ver Netflix, porque no pude ver el nuevo capítulo de Better Call Saul, me enoje por eso y luego pensé “WTF, ¿En serio me estoy enojando por esta estupidez?”. He desperdiciado tanto tiempo tirada en una cama viendo series cuando pude haber hecho tantas cosas.
Hay que aclarar el punto de que el Internet es un recurso y hay que aprovecharlo de manera inteligente. Pero como todo en esta vida, “todo en exceso es malo” y a eso es lo que me refiero.
Han pensado, ¿Desde hace cuánto ya no vemos por la ventana del carro sin imaginarnos una película? ¿Le prestamos atención a lo que nos sucede en el pasar del día? ¿Le pusiste atención a lo que te decía tu madre ahora o solo viste sus labios moverse? ¿Desde hace cuánto no somos conscientes de lo que hacemos? ¿Desde hace cuánto estamos dormidos?
Porque sí, ¡estamos dormidos!
¿Acaso recuerdas la ropa que llevabas puesta hace 3 días? Apostaría a que no. Ahora hacemos las cosas en modo automático, sin estar realmente conscientes de lo que estamos haciendo. Muertos con vida, eso somos.
ES HORA DE DESPERTAR. ¡Despierta! ¡Estás vivo!
Disfrútalo carajo y haz que cada día cuente.
Disfruta la vida, disfruta de la belleza que esconden las cosas pequeñas, disfruta de una caminata diaria. Despeja tu mente, medita, huye de la cuidad, desintoxica tu alma de esta jungla de concreto que nos come día a día. Sé consciente de tus acciones, deja atrás los malos hábitos, los malos pensamientos y sentimientos.
Cambiemos estas costumbres feas y por favor dejemos nuestro celular de lado, aunque sea por un ratito. “La vida es para los vivos” así que vívela, si no, ¿Qué sentido tiene?
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